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¿REPRESION PARA EL REFERENDUM CATALAN? ¡ PUES VA A SER QUE NO   Leave a comment


Cuando los ciudadanos se manifiestan no valen descalificaciones como la de llamarles terroristas ,como se ha hecho con los SCRACHERS.El Estado democratico Fuerte y justo no debe sacar contra ellos a la fuerzas de orden publico.SI HAY AUTENTICA JUSTICIA ,AUNTENTICA LIBERTAD Y AUTENTICA DEMOCRACIA ,SON LOS PROPIOS CIUDADANOS LOS QUE CON SU COMPORTAMIENTO GARANTIZAN QUE HAYA ORDEN SIN VIOLENCIAS.LO CONTRARIO CONLLEVA A LA INJUSTA REPRESION LO CUAL SI PRODUCE DESORDEN ,TEMOR Y MAS VIOLENCIA.VIPHDEFE

EL LIBRO DEL CAMARADA FONTANA DE REUS SALE DE NUEVO ESTE 23 DE ABRIL A LA VENTA   Leave a comment


REPRODUZCO UN CAPÍTULO DEL LIBRO DE JOSÉ MARÍA FONTANA
 
 "FRANCO: RADIOGRAFÍA DEL PERSONAJE PARA SUS CONTEMPORÁNEOS".

¿Franco, un antifalangista?

No pretendo terciar en la ya vieja polémica ente los falangistas antifranquistas y los franquistas.
 
 
 
 Creo que ambos poseen su parte de razón y yo mismo me siento, alternativamente, captado por ellas. pero no voy a tomar partido e intentaré reducirme al solo efecto de cómo veía y sentía Franco ante la Falange y los falangistas.

El tema me preocupó de antiguo y quizá sin tener plena consciencia de ello, desde que llegué a la España Nacional en diciembre de 1936, no cesé de encuestar y planteármelo, hablando e interrogando a cientos de personas calificadas y, bastantes, muy próximas a Franco.

Primer hecho: Franco jamás tuvo receptividad para José Antonio y la Falange antes del 18 de julio, disintiendo con ello de la posición de bastantes militares y políticos, muy en especial de la actitud, añeja, de su cuñado Ramón Serrano Suñer.

Lógica pura: Franco, un liberal-monárquico, hombre del XIX, no podía entender lo que la Falange y su Jefe pretendían. Franco, un hombre serio, mesuro, provecto a los 30 años, no podía admitir ni congeniar con un movimiento llevado por petas, intelectuales, jovencillos, locos y apasionados, insensatos, desmesurados…

Quizá me atrevería a decir que, ni por asomo, previó las posibilidades que llevaba dentro Falange y que le sorprendieron, literal y absolutamente, después del 18 de Julio. La eclosión falangista, su capacidad de arrastre y proselitismo, su inaudita e inesperada expansión que tiñó de azul y de banderas roji-negras a la España nacional; con el predominio de sus modos y canciones, fue para él un grave problema. El tenía prevista una acción militar “de caqui”, con un respaldo “de civiles” respetables y conservadores… y se encontró que no tenía “caquis”, que sus soldados eran unos azules que ni eran respetables y ni siquiera conservadores. Es más, sus coroneles y generales, sus amigos de la derecha, tenían un santo horror hacia aquella muchachada entusiasta, virulenta e indómita, que ¡horror de los horrores! No vacilaban en dar una camisa azul a gentes de izquierda y obreros. Los líderes de su “entourage”, militares y civiles, eran netamente antifalangistas y ello contribuía a subrayar, por contagio, su contrariedad y prevención, llena de hostilidad subyacente.

En Castilla y León el movimiento azul era, además, tan prestigioso y fuerte porque gozaba de un Jefe en libertad de acción como Onésimo Redondo, bien secundado por buenos cuadros de mando, e, incluso, en Navarra –supuesto foco carlista, bien manejado por Mola- casi la mitad le “salió” también falangista. ¡Menudo problema!.

Es justo reconocer que el ambiente falangista era también muy tenso. En uno de mis libros, expliqué la gran decepción que me produjo escuchar la música zarzuelera y la literatura radiofónica del llamado Movimiento Nacional desde la zona roja… hasta que el día 20 de julio logré captar la radio falangista de Valladolid y la voz auténtica de Onésimo. Encarcelado José Antonio en Alicante, Onésimo amenazaba alzarse con la jefatura dando todavía mayor unidad y fuerza militar a la falange. ¡Tremendo riesgo!

Pero entonces acontece el extraño asesinato de Ónésimo en Labajos, muy a retaguardia del frente. ¿Quién le mató? Oficialmente fue una patrulla roja infiltrada, pero, extrañamente, nadie reclamó la “gloria” de haber ejecutado a Onésimo y a mí me gustaría que se aclarara un hecho que tanto influyó en la marcha de la guerra civil…

Ni por asomo creo lícito insinuar que Franco fuera capaz de un hecho así. Pero es indudable que la muerte de Onésimo favoreció la causa conservadora y antifalangista, guarecida y en buena parte inspiradora de la causa Nacional… A Franco le sobraba capacidad y talento para resolver el problema sin necesidad de recurrir a tales procedimientos. Así, pues, y a pesar del “Qui prodest”?, (¿A quien beneficia?) hemos de estampar un no rotundo ante tamaña vileza… Aún sin pruebas, no pude jamás dejar de pensar que la autoría pudo estar en algún grupo conservador y tradicional.

Otro hecho vino a posibilitar el desarrollo de los planes del General Franco. Me refiero a la liberación de José Antonio, el Ausente…

Si las izquierdas hubieran sido alguna vez inteligentes, habrían liberado a José Antonio y colocado en Burgos:

 
Hubiera sido algo mucho más eficaz que cinco batallas de Brunete y del Ebro.
¿Se habrían entendido Franco y José Antonio? Aunque cabe pensarlo del patriotismo de ambos, eran hombres de formación y temperamento tan distintos que resulta casi impensable creerlo, sobre todo si se tienen en cuenta la actitud conservadora de Franco y la abiertamente reformista y revolucionaria del segundo.

Cuando yo llegué, fugitivo, a Marsella, me explicó Carlos Sentís que parecía verosímil la liberación de José Antonio, pues sólo pedían una pequeña cantidad de dinero y quizá el canje con algún personaje de segunda fila. Pero la operación no se hizo: ¿por qué?, lo ignoro. Parece indudable que no fue por el dinero y menos por el posible canje, ¿por qué, entonces…? … Lo cierto es que José Antonio fue estúpida y criminalmente fusilado. Y la Falange, descabezada.

¿Una vez más, suerte inmensa de Franco…?

Dejemos el tema aquí aún conscientes de que se puede pecar por omisión.

Lo cierto es que Franco, aún lleno de recelos y prevenciones, se dio cuenta – en contra de Varelas, Molas, Rodeznos y demás monárquicos- que la masa popular era falangista y él, sensible siempre al voto el pueblo como buen liberal, comprendió que debía aceptar el hecho: pero llevando el agua a su molino. ¿Cómo? Pues a través de una unificación de fuerzas que limara y destiñera a Falange, convirtiéndose él en su Jefa nacional y aceptando la simbología externa del falangismo. El único obstáculo era Manolo Hedilla y ya es bien conocido cómo fuimos utilizados unos falangistas contra otros.
Es obligado efectuar un largo inciso para desenmascarar la participación en este proceso y en el posterior de Dionisio Ridruejo (en paz descanse), uno de los personajes más tristes y deleznables, de nuestra historia contemporánea, manipulado utilizando sus propias fallas por el revanchismo rencoroso de los derrotados, al alimón de quienes tienen que hacerse perdonar vinculaciones al franquismo para dar verosimilitud a su neodemocratismo de traidores natos. (Nota de Francisco García: son opiniones del autor) Ridruejo no sólo no estuvo en el grupo de Hedillistas que reunió a los más auténticamente sinceros y desinteresados falangistas, sino que, en la mejor de las versiones, estuvo cucamente al pairo: Ni tuvo que huir y esconderse como mucho, ni fue perseguido, ni paró en la cárcel como bastantes. El fue quien con su ejemplo, sus prédicas y su buena amistad con Serrano Suñer, máximo dirigente de la “operación falange” del franquismo, arrastró a Laín, Tovar y a muchos de nosotros para establecer el acatamiento a la Jefatura de Franco y la colaboración dentro de la Unificación. Sin Ridruejo y su acción, probablemente una gran parte de los dirigentes de Falange no hubiéramos embarcado en la nave de Franco. Yo no le reprocho esto, sino que en 1942, ante el fracaso de sus ambiciones políticas dentro del franquismo, achacables a su propia e íntima inestabilidad (sin otra disculpa que su enfermedad), nos dejara en la estacada después de habernos embarcado. El mismo reconoció su culpabilidad y desacierto.

En contraste con Dioniosio, el prototipo de falangista en discordia, es para mí Vicente Cadenas, huido de la España Nacional a raíz ad la Unificación, regresado muy tardíamente y de cuya boca, dignamente sellada, no salió jamás una sola palabra, ni actuó en nada políticamente.

Obsérvese cómo Franco no se deja llevar de sus tendencias e impulsos falangistas ni de los antis que (con la excepción de su cuñado) le rodeaban y asume la Jefatura Nacional. Sin entusiasmo ni identificación, pero la asume: se coloca el yugo y las flechas y las tres estrellas doradas de la capitanía… arrostrando las críticas y animosidades que ello le ocasiona en los sectores carlistas, cedistas, nobiliario-terrateniente, o sea, en toda la oligarquía monárquica y conservadora. Aunque su decisión es acertada y útil, Franco no puede vencer sus prevenciones y… “no ha dado el paso decisivo que le convierta en nuestro Jefe”, escribirá Ridruejo al desengancharse, añadiendo: ”La Falange lo encubre, carga con todos sus errores y nada más” (Carta a Serrano Suñer que se publica en las memorias de éste)

Dos razones tenía para tal actitud.

1ª “Franco no se confía a ella” (Ridruejo)

2ª Franco no quiso nunca una vinculación para siempre, y venteó muchos futuros distintos, para los cuales quiso tener las manos libres.

Si la Falange es una “manera de ser”, Franco no pudo ser falangista porque era otra cosa. Sin embargo es indiscutible, si queremos ser justo, que la Unificación franquista – como argumenta Antonio Izquierdo con toda razón- permitió que llegaran a entrever la Falange y fueran falangistas miles y miles de muchachos.

En contrapartida es obligado reconocer que, como dijo Ridruejo, “después de algunas perplejidades y desconfianzas, toda la Falange aceptó el caudillaje de Franco”. “Hemos servido a Franco hasta el suicidio y Franco – gratuitamente – ha tenido en nosotros una fuerza mucho más válida que cualquiera de los creadores de regímenes que conocimos”. Esto es absolutamente cierto. Pero a pesar de ello Franco mantuvo el recelo temperamental contra Falange y falangistas, aunque carezca de pruebas testifícales, porque probablemente hombres de bien como Girón, Raimundo, Arrese y Rodrigo Vivar mantendrán su lealtad innata hasta más allá de la muerte.

Más yo la he visto y la he sentido en diferentes ocasiones, hasta 1950. Són sólo impresiones personales, pero, para mí, nítidas. Un parpadeo de los ojos, un gesto, una mirada oblícua, cierta adustez… vistas en su visita a Tarragona, bastantes veces en los funerales de octubre (29 de octubre) en El Escorial, en el Consejo Nacional (del Movimiento) y en las Cortes, incluso fotos de sus triunfales viajes.

Luego, quizá no, porque fueron decenios de lealtad y sacrificio “hasta el suicido”, suficientes para adormecer y aún extirpar recelos y prevenciones.

Pero falangista, falangista, nunca.

Sé, y me apena, que este capítulo ha de contrariar y disgustar a muchos amigos míos. Me alegraría estar equivocado. Y por ello les invito, y emplazo, a que me demuestren mi error…

 

Publicado 25 abril, 2008 por falangeautentica en LIBROS DE INTERES

LAS HIJAS DE MAURA UN GRAN POLITICO   Leave a comment


 

Cita

LIBROS DE INTERES 

La Editorial Planeta ha editado la trágica historia de dos hermanas irreconciliables, Constancia y Marichu de la Mora Maura, comunista y falangista respectivamente.

El libro recoge el absurdo enfrentamiento de las dos caras de la guerra civil española. Dos mujeres, hermanas entre sí, que encarnaron en los años treinta el delirio de las dos Españas.

Nietas de Antonio Maura, las hermanas de la Mora se sumergieron en las convulsas corrientes ideológicas del primer tercio del siglo XX: el falangismo y el comunismo.

Constancia, la hermana mayor, unió su suerte a la de la España republicana durante la guerra civil y decidió ingresar en el Partido Comunista de España. Marichu, amiga personal de José Antonio Primo de Rivera y de su hermana Pilar, formó parte del núcleo inicial de Falange y durante la guerra civil contribuyó a organizar la Sección Femenina en la zona nacional. Con el fin de la dictadura, evolucionó al evolucionismo falangista como tantos otros de su época.

Estas dos hermanas, espejos de las Españas reales y posibles, las vidas de Constancia y de Marichu fascinan por sí mismas y por lo que representan: a través de ellas se puede recorrer la historia de España del siglo XX.

"La roja y la falangista"

Inmaculada de la Fuente. Colección: Fuera de colección. 424 páginas

Publicado 18 marzo, 2006 por falangeautentica en LIBROS DE INTERES

SOBRE JOSEP PLA EN EL 75 ANIVERSARIO DE LA REPUBLICA   Leave a comment


 Libros

El nuevo volumen reúne por primera vez las

crónicas parlamentarias escritas en castellano

Un libro recoge el

testimonio de Pla

sobre la República

ç

MERCEDES JANSA

MADRID

LITERATURA I NOVEDAD

Entre el 18 de abril de

1931 y el 2 de abril de

1936, Josep Pla escribiómás de 1.000

crónicas parlamentarias en catalán

y español, que forman uno de los

testimonios más importantes sobre

la Segunda República. La editorial

Destino reúne estos documentos,

inéditos en castellano, que tras su

lectura provocan un sentimiento

«triste y trágico», según Xavier Pericay,

responsable de la edición, al tratarse

de la «crónica de un régimen

que fracasa».

Se trata de una cuidada edición

con fotos y apuntes biográficos de

los protagonistas de la época, prologada

por el escritor y periodista Valentí

Puig, experto en la obra del

autor de El cuaderno gris, que define

esta etapa como la del Pla

«más

político»,

un escritor que se interesa

por esta actividad

«con postulados

más propios de énfant terrible que

de analista maduro». Destino lleva

tiempo con este proyecto que sale a

la luz coincidiendo con el 75 aniversario

de la república y el 25 de la

muerte del escritor en Palafrugell.

El volumen recoge los 956 artículos

que Pla escribió para

La Veu de

Catalunya

, el periódico de la Lliga de

Francesc Cambó a la que estuvo vinculado,

y los 105 escritos en castellano

para diarios como Las Provincias,

de Valencia; El Sol, de Madrid, y El

Norte de Castilla

, de Valladolid, nunca

publicados en formato de libro.

q

EN DOS LENGUAS

De la comparación entre unos y

otros textos se extrae la conclusión

de que fueron dos Josep Pla diferentes

los que descargaron sus reflexiones,

según escribiera en una lengua

o en otra. No hay opiniones contradictorias,

pero sí un tono distinto.

En

La Veu, Pla se dirige a un lector

que es catalán y, además, simpatizante

de la Lliga, es decir

«uno de

los suyos». Por esta razón, Pericay,

responsable de la edición, opina que

las crónicas catalanas «pueden ser

menos libres»,

cuajadas de las

«hipérboles inevitables» de un diario

de partido. Sin embargo, en los

periódicos en castellano el escritor

ampurdanés se dirige a un público

que tiene una percepción distinta de

determinados asuntos políticos, como

los derechos de las regiones o la

construcción de una república federal.

Pero,

«no tiene por qué mentir»,

subraya Pericay.

La proclamación de la Segunda

República coge a Pla en el vagón restaurante

del expreso Barcelona-Madrid

en compañía de Cambó. Tiene

34 años y en la capital española pasará

los siguientes cinco como observador

privilegiado en los lugares

donde cuajan las alianzas políticas y

las conspiraciones: el salón de los Pasos

Perdidos del Congreso de los Diputados,

la rotonda del Hotel Palace

y el cercano restaurante Lhardy.

Es un nacionalista moderado que

defiende el orden y la estabilidad

por encima de todo y que apuesta

por una alianza entre Cambó y el

populista Alejandro Lerroux. Aborda

la política, según Puig, con

«escepticismo,

que no cinismo». En sus

artículos no disimula el rechazo que

le produce Manuel Azaña, del que

destaca su carácter dubitativo y del

que se pregunta si no puede llegar a

ser un dictador de izquierdas.

Poco después del triunfo del Frente

Popular, Pla huye de Madrid porque

era

«bastante miedoso», según

recoge Carles Sentís en su biografía

sobre el escritor. <

33 Josep Pla sale del restaurante Ca la Nieves, de L’Escala.

ARCHIVO

 

LITERATURA // NOVEDAD

 ibro recoge el testimonio de Pla sobre la República

• El nuevo volumen reúne por primera vez las crónicas parlamentarias escritas en castellano

MERCEDES JANSA
MADRID

Entre el 18 de abril de 1931 y el 2 de abril de 1936, Josep Pla escribió más de 1.000 crónicas parlamentarias en catalán y español, que forman uno de los testimonios más importantes sobre la Segunda República. La editorial Destino reúne estos documentos, inéditos en castellano, que tras su lectura provocan un sentimiento "triste y trágico", según Xavier Pericay, responsable de la edición, al tratarse de la "crónica de un régimen que fracasa".
Se trata de una cuidada edición con fotos y apuntes biográficos de los protagonistas de la época, prologada por el escritor y periodista Valentí Puig, experto en la obra del autor de El cuaderno gris, que define esta etapa como la del Pla "más político", un escritor que se interesa por esta actividad "con postulados más propios de énfant terrible que de analista maduro". Destino lleva tiempo con este proyecto que sale a la luz coincidiendo con el 75 aniversario de la república y el 25 de la muerte del escritor en Palafrugell.
El volumen recoge los 956 artículos que Pla escribió para La Veu de Catalunya, el periódico de la Lliga de Francesc Cambó a la que estuvo vinculado, y los 105 escritos en castellano para diarios como Las Provincias, de Valencia; El Sol, de Madrid, y El Norte de Castilla, de Valladolid, nunca publicados en formato de libro.

EN DOS
LENGUAS
De la comparación entre unos y otros textos se extrae la conclusión de que fueron dos Josep Pla diferentes los que descargaron sus reflexiones, según escribiera en una lengua o en otra. No hay opiniones contradictorias, pero sí un tono distinto.
En La Veu, Pla se dirige a un lector que es catalán y, además, simpatizante de la Lliga, es decir "uno de los suyos". Por esta razón, Pericay, responsable de la edición, opina que las crónicas catalanas "pueden ser menos libres", cuajadas de las "hipérboles inevitables" de un diario de partido. Sin embargo, en los periódicos en castellano el escritor ampurdanés se dirige a un público que tiene una percepción distinta de determinados asuntos políticos, como los derechos de las regiones o la construcción de una república federal. Pero, "no tiene por qué mentir", subraya Pericay.
La proclamación de la Segunda República coge a Pla en el vagón restaurante del expreso Barcelona-Madrid en compañía de Cambó. Tiene 34 años y en la capital española pasará los siguientes cinco como observador privilegiado en los lugares donde cuajan las alianzas políticas y las conspiraciones: el salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados, la rotonda del Hotel Palace y el cercano restaurante Lhardy.
Es un nacionalista moderado que defiende el orden y la estabilidad por encima de todo y que apuesta por una alianza entre Cambó y el populista Alejandro Lerroux. Aborda la política, según Puig, con "escepticismo, que no cinismo". En sus artículos no disimula el rechazo que le produce Manuel Azaña, del que destaca su carácter dubitativo y del que se pregunta si no puede llegar a ser un dictador de izquierdas.
Poco después del triunfo del Frente Popular, Pla huye de Madrid porque era "bastante miedoso", según recoge Carles Sentís en su biografía sobre el escritor.

Noticia publicada en la página 66 de la edición de 11/4/2006 de El Periódico – edición impresa. Para ver la página completa, descargue el archivo en formato PDF


 

 

Publicado 18 marzo, 2006 por falangeautentica en LIBROS DE INTERES